Si hay una historia sencillamente fascinante es la de Enzo Anselmo Ferrari, il Commendatore.
Su padre, un fabricante de componentes metálicos, lo llevó a presenciar una de las primeras carreras de automóviles cuando tenía 10 años. Eso marcó su destino.
Luego de la Primera Guerra Mundial intentó ingresar a la fábrica Fiat de Turín, pero fue rechazado debido a un exceso de veteranos de guerra desempleados. Logró conseguir empleo en fabricantes de automóviles más pequeños.
Sin embargo, su pasión era el automovilismo de competición. En 1920, ingresó a Alfa Romeo como piloto oficial.
El primer vehículo con el logo del Cavallino rampante no fue un Ferrari, sino un Alfa Romeo
En 1923 Enzo Ferrari utilizó como talismán el logo del Cavallino rampante en un Alfa 8C 2300 Spider Corsa. Seis años después, en 1929, Alfa Romeo lo designó director deportivo de la marca, creando la propia “Scuderia Ferrari” dentro de la división de competición Alfa Corsa, para la que Enzo seleccionó a destacados pilotos, como Antonio Ascari, Tazio Nuvolari, Aquiles Varzi, Giuseppe Campari Guy Moll, Pierre Dreyfus y Louis Chirón.
Su primera creación fue el Alfa Romeo 158 ‘Alfetta’.
Enzo Ferrari estuvo a cargo del equipo Alfa Romeo entre 1929 y 1939, época dominada por los alemanes de Auto Unión y Mercedes Benz impulsados por amplios créditos de Hitler con el objetivo de dominar el mundo de las carreras como efecto propagandístico, aunque en Nürburgring, en 1935, logrará derrotarlos con Tazio Nuvolari sobre un Alfa Romeo de su escudería.
En 1939, Enzo Ferrari se retiró definitivamente de Alfa Romeo, ante las discrepancias con el director general de la marca, Ugo Gobbato.
Nace el mito Ferrari tras vencer a Alfa Romeo
Los Alfa Romeo eran los autos más dominantes por aquella época y Enzo Ferrari estaba dispuesto a cambiar esa tendencia, así que preparó a su equipo y se inscribió en un nuevo campeonato que comenzó en 1950, la Fórmula 1. Ese año ambas marcas se batieron por primera vez y Alfa siguió demostrando supremacía.
Finalmente, el 14 de julio de 1951 en Silverstone, el piloto argentino José Froilán González, a bordo de una Ferrari 375, cruzó la meta 50 segundos antes que su amigo Juan Manuel Fangio y rompió la imbatibilidad de Alfa Romeo en circuitos europeos de F1, un acontecimiento que marcó un antes y un después en el automovilismo mundial.
“Hoy maté a mi madre”
Enzo Ferrari inmortalizó aquél éxito con la frase “hoy maté a mi madre”, ya que obtuvo su primera victoria en la F1 derrotando a las Alfetta que él mismo había construido.
Por eso, después de la victoria de Froilán González, Enzo Ferrari le envió un telegrama a Orazio Satta-Puglia, director deportivo de Alfa Romeo: “Todavía siento por nuestra Alfetta la adolescente ternura del primer amor. Lloré de alegría. Pero mis lágrimas de entusiasmo se mezclaron con aquellas de tristeza porque pensé “hoy maté a mi madre”, rezaba la comunicación. El alumno había vencido al maestro que le había enseñado todo, y por esto, consideraba como un crimen haber vencido a su amada Alfa Romeo.
Si bien ese campeonato lo volvió a ganar Juan Manuel Fangio con Alfa Romeo, fue en Silverstone que comenzó la senda victoriosa de Ferrari, la escudería más emblemática de la Fórmula 1, con más éxitos que ninguna otra en la categoría.